Cómo dos ciudades están transformando la gobernanza con participación comunitaria activa

 

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La participación comunitaria se ha convertido en una herramienta clave para ciudades alrededor del mundo que buscan crear soluciones eficaces y duraderas para sus ciudadanos. San Pedro Garza García en México y Santo Domingo en República Dominicana proporcionan dos ejemplos destacados de cómo las ciudades pueden transformar la participación ciudadana en mejoras y soluciones a problemas urbanos de diversos tipos. En estos dos casos específicos, la participación ciudadana se instrumentó en torno a retos de seguridad vial y reciclaje de plásticos. Al otorgar un rol activo a los ciudadanos, vincular la participación a la acción concreta, e involucrar a diversos actores para reforzar los logros, estas ciudades ofrecen valiosas lecciones para ir más allá de los enfoques tradicionales de participación comunitaria. 

Las siguientes son tres lecciones aprendidas de sus experiencias.

Crear oportunidades activas de participación para diseñar mejores soluciones y fomentar la confianza.

Al crear oportunidades para el involucramiento ciudadano en momentos estratégicos de la creación de soluciones, es posible asegurar que los proyectos respondan mejor a las necesidades de la comunidad. 

Un ejemplo está en San Pedro Garza García, una ciudad que enfrentó retos importantes cuando, en 2020, instaló una ciclovía en una de sus principales avenidas. Si bien al proyecto denominado Vía Libre se le atribuye una reducción de accidentes y un aumento de viajes en bicicleta, ésta enfrentó una fuerte oposición. Según Javier Leal, Director del Instituto Municipal de Planificación y Gestión Urbana de la ciudad, el problema se debió a que la única oportunidad de participación ciudadana se implementó antes de que empezara el proyecto, a través de una campaña informativa tradicional. 

Tras reconocer el error, la ciudad cambió su estrategia de participación ciudadana. A partir de ese momento, en lugar de una única campaña informativa, las autoridades se reunieron primero con vecinos para crear conciencia sobre los retos que enfrentan peatones y ciclistas en una ciudad centrada en el automóvil. Después, involucraron a los ciudadanos durante el proceso de diseño para explorar soluciones de forma colectiva. Según Javier, esto trajo consigo proyectos de seguridad vial eficaces y más aceptados por la comunidad, como la modificación de esquinas en las aceras, que hacen a los peatones más visibles para los coches; y ciclovías con una barrera de árboles que separa de forma clara y segura a ciclistas y conductores. San Pedro Garza García ha reforzado las capacidades de sus servidores públicos en términos de innovación a través de capacitaciones impartidas por el Bloomberg Center for Public Innovation.

Otro ejemplo está en Santo Domingo, que enfrenta un serio problema de residuos plásticos en el río Ozama, uno de sus cuerpos acuíferos más importantes. Hablando con residentes de uno de los barrios más afectados, Los Guandules, las autoridades notaron que los camiones de basura eran demasiado grandes para muchas de las estrechas calles del barrio. Karina Camasta, Directora de Aseo Urbano, y Sina del Rosario, Secretaria Técnica de la alcaldía que comprende Los Guandules, identificaron la oportunidad de abordar el problema desde otro ángulo: mediante una serie de iniciativas de recuperación de plásticos. Para concretar estos proyectos, el involucramiento de la comunidad ha sido crucial.

"Fue esencial conocer de primera mano cómo los miembros de la comunidad perciben de forma diferente el problema", señala Karina, quien junto con otros líderes locales, recibió capacitación sobre innovación como parte de la participación de Santo Domingo en la iniciativa Bloomberg Harvard City Leadership. "Los vecinos pueden verlo como un problema de basura, mientras que los negocios locales [que podrían recoger y almacenar los residuos plásticos] lo ven como un problema de costo-beneficio. ¡Y luego está quien no ve ningún problema! Hay que ponerse en el lugar de cada uno y construir compromiso desde la raíz".

Conectar el compromiso con la acción para garantizar el seguimiento, crear impacto, y fomentar la apropiación.

Involucrar a la comunidad cobra sentido cuando las ciudades traducen la perspectiva pública en acciones tangibles y crean una percepción de inversión colectiva en los proyectos sustentada en hechos. 

San Pedro Garza García diseñó una herramienta tecnológica única para potenciar la participación ciudadana. Decide San Pedro es una plataforma digital que permite a toda la ciudadanía proponer, votar y seguir el estado de proyectos públicos. Coordinado por la Secretaría de Innovación y Participación Ciudadana, es un esfuerzo multi-institucional que capta formalmente las propuestas ciudadanas, evalúa su viabilidad y ejecuta aquellas con el mayor apoyo popular. Así, el involucramiento ciudadano se convierte efectivamente en acciones.

En 2023 hubo más de 5,500 propuestas y el presupuesto participativo, incrementado cada año, alcanzó 150 millones de pesos (USD 7.8 millones). Los proyectos impulsados por la ciudadanía, a través de la plataforma, incluyen temáticas muy variadas, incluyendo rehabilitación de parques, creación de unidades deportivas, y mejoras al equipamento de seguridad pública, además de seguridad vial. En cuanto a estos últimos, Venecia Guzmán, titular de la Secretaría, asegura que los proyectos están relacionados con una clara disminución de choques e incidentes viales entre 2019 y 2020. 

En Santo Domingo, la ciudad ha garantizado el impacto al proporcionar diferentes vías de participación ciudadana para atender el problema de los residuos plásticos. Por ejemplo, opera una iniciativa de reciclaje en escuelas, que hasta ahora funciona en siete centros escolares, cuyos cuatro mil estudiantes han recuperado 707 kg de residuos plásticos. También organiza eventos anuales de intercambio de plásticos por juguetes y útiles escolares, en que se han recuperado más de 14 millones de botellas en los últimos tres años. 

Identificar e involucrar a actores de diversos contextos para reforzar el éxito de los proyectos.

Para potenciar los esfuerzos de participación ciudadana, las ciudades pueden beneficiarse de incorporar a instancias, tanto públicas como privadas, con intereses o agendas compatibles al resaltar la importancia y los beneficios de las soluciones colaborativas. 

Para Santo Domingo, materializar las iniciativas de recuperación de plásticos requirió de un ejercicio estratégico de colaboración público-privada, reuniendo a diversos actores para encontrar sinergias y coordinar sus recursos. Una vez que la ciudad identificó los retos de la recolección de residuos mediante consultas comunitarias, contactó a escuelas privadas locales y logró que se interesaran en los beneficios educativos del programa de reciclaje. Después, conectó con actores interesados en la conservación del río Ozama para que aportaran recursos necesarios. Finalmente, integró a una empresa embotelladora interesada en captar plásticos limpios. Al sumar los diversos esfuerzos y motivaciones de la comunidad, la ciudad aseguró que el plástico se procesara adecuadamente. 

En el caso de San Pedro Garza García, Venecia Guzmán señala que este impulso colaborativo debe cultivarse también al interior del propio gobierno: "Un reto crucial es conseguir que los diversos funcionarios públicos vean el valor añadido que viene de priorizar los proyectos de participación ciudadana". Añade: "Queremos que los ciudadanos vean las entrañas del servicio público con sus realidades y retos, y a la vez, necesitamos que el gobierno aprenda y reaprenda a relacionarse con sus ciudadanos".

El éxito de la plataforma es un tema de promoción clave para líderes municipales, al tiempo que, cada año, anima a más ciudadanos a involucrarse en los problemas de su localidad. "La participación ciudadana fomenta dos dinámicas", afirma Javier, "crea proyectos mejor diseñados y ejecutados, y permite a la comunidad apropiárselos, defenderlos y mejorarlos continuamente.”