La “fábrica” de innovación que está ayudando a una pequeña ciudad a apuntar más alto

 

La Fabrica
El alcalde Claudio Castro (al fondo a la derecha) creó La Fábrica para traer nuevos recursos y conocimiento experto a la resolución de problemas del gobierno local. Foto cortesía de La Fábrica de Renca

 

Cuando Claudio Castro fue elegido alcalde de Renca, Chile, sabía que su equipo necesitaría recursos adicionales para afrontar los retos más arraigados de la pequeña ciudad, desde la elevada pobreza hasta la infraestructura deteriorada. También entendió que conseguir esos recursos requería que residentes, empresas y funcionarios públicos creyeran en la posibilidad de mayores cosas, en que Renca podía superar su imagen de municipio pobre e inseguro en las afueras de Santiago.

Fue con todo esto en mente que Castro decidió poner en marcha una nueva iniciativa llamada La Fábrica. En esencia, se trata de un equipo externo dedicado a obtener e implementar capital privado al servicio de las prioridades de la alcaldía. Tiene su sede en una corporación sin fines de lucro, lo que le ayuda a recaudar y gastar dinero rápidamente, pero también colabora estrechamente con organismos municipales para asegurar que sus actividades lleven sus esfuerzos al siguiente nivel. Durante sus primeros cinco años, La Fábrica ha ayudado a líderes en una ciudad de 160,000 habitantes a obtener decenas de millones de dólares para financiar la construcción de nuevos parques y otras iniciativas. Pero no se trata sólo de dinero; La Fábrica se ha convertido en un punto de entrada para universidades, organizaciones filantrópicas y otros socios que pueden ayudar a cambiar de forma permanente la forma en que la ciudad resuelve sus problemas. 

Estas son algunas de las lecciones clave que se desprenden de este trabajo para crear un nuevo vehículo que moviliza recursos rápidamente, conecta a agencias municipales con nuevas oportunidades y proporciona un espacio físico donde las y los residentes puedan encontrar nuevas habilidades y servicios.

Creando un nuevo vehículo para movilizar recursos rápidamente. 

Cuando el alcalde Castro se propuso crear una ciudad innovadora con una capacidad para resolver problemas que desafiara su imagen problemática, se centró primero en lo que él describe como diplomacia personal. Eso significaba trabajar con las empresas para comprender el papel que podían desempeñar en la mejora de la ciudad y, con ese entendimiento, alinear sus iniciativas e inversiones estratégicas en consecuencia. Pero pronto se dio cuenta de que este trabajo necesitaría institucionalizarse para que tuviera éxito a gran escala y fuera duradero. 

“Teníamos que crear una capacidad que fuera diferente a la cultura tradicional del municipio,” recuerda el alcalde Castro.

Ahí es donde La Fábrica entra en juego. La institución está orientada, ante todo, a conectar a la ciudad con la comunidad empresarial de una manera más sistemática. Mientras que antes la ciudad buscaba colaboraciones puntuales con empresas que, al final, representaban una gota en el océano de las necesidades locales, La Fábrica trabaja con universidades para producir la investigación necesaria que permita argumentar en favor de grandes inversiones corporativas.

La Fábrica se involucra en prácticamente todos los retos importantes que afronta la ciudad, un proceso que se ve facilitado por su participación en las reuniones “cumbre” de los lunes junto con los líderes de departamento del ayuntamiento. A veces, la necesidad de su ayuda es obvia, como cuando los elementos clave del plan estratégico local que requieren nuevos proyectos de infraestructura no cuentan con financiación. A veces, el equipo se activa a instancias directas del alcalde, quien puede señalar una oportunidad. Y otras veces, intervienen cuando agencias individuales solicitan ayuda para poner en marcha una nueva colaboración. 

Con un presupuesto anual de sólo 300,000 dólares, La Fábrica ha ayudado a la ciudad a conseguir 22 millones de dólares en inversión corporativa para mejoras locales, incluyendo casi 500 acres de nuevos parques. También ha apoyado el despliegue de una nueva flota de autobuses eléctricos e iniciativas como un programa de desarrollo de habilidades digitales para jóvenes, al tiempo que ha recaudado millones de dólares para proyectos de infraestructura adicionales en los próximos años.

Conectando a funcionarios públicos con socios y posibilidades.

La Fábrica actúa como intermediaria cuando los proyectos que ha ayudado a financiar avanzan, garantizando a las empresas que su dinero se está gastando sabiamente. Pero el equipo también funciona como puente entre funcionarios públicos y el apoyo que necesitan para hacer su trabajo más efectivamente.

Esto puede significar ofrecer a las y los funcionarios públicos la oportunidad de adquirir nuevas habilidades en materia de datos para que, por ejemplo, puedan monitorear mejor las tendencias del consumo local de drogas, como fue el objetivo de Renca durante su participación en la City Data Alliance de Bloomberg Philanthropies. (Fue La Fábrica la que trabajó en nombre de la ciudad para forjar una relación con Bloomberg Philanthropies, como lo hace con muchos actores de la comunidad internacional). O puede significar inyectar una dosis de human-centered design en donde hace falta. Por ejemplo, La Fábrica colaboró con el personal de la ciudad para mejorar un chatbot municipal, un proyecto que no implicaba inversión corporativa, pero que representaba una oportunidad para ayudar a la ciudad a operar más efectivamente y ser más atractiva para futuros contribuyentes del sector privado.

En última instancia, La Fábrica ha ayudado a cultivar una mentalidad en toda la función pública en la que los equipos de las agencias mejoran su propio desempeño, con o sin la ayuda de innovadores profesionales.

El alcalde Castro pone como ejemplo a su personal de servicios medioambientales. “Tienen que mantener las calles limpias y los parques verdes,” afirma. Y ahora que La Fábrica ha traído nuevos recursos a la mesa y les ha ayudado a acumular un historial de mayor éxito, puede ver una nueva ambición entre el personal de la agencia por adelantarse a retos futuros, como la reducción de las emisiones de carbono. Ese mismo equipo de servicios medioambientales ahora está desempeñando un papel clave en un proyecto de parques de casi 15 millones de dólares que creará nuevos espacios verdes, refrescará la ciudad y mejorará el acceso al agua potable. 

La Fabrica

 

Un centro de innovación que realmente cumple.

Además de centrarse en atraer y optimizar inversiones para la ciudad, La Fábrica es también un espacio físico que conecta a las y los residentes con nuevos servicios, habilidades y oportunidades.

Su sede se encuentra en el sitio de un antiguo Walmart, junto a una de las principales arterias de Renca. Ahora, sus residentes pueden ir ahí para recibir servicios esenciales, como óptica y farmacia comunitarias, que ofrecen socios de las agencias municipales justo a las puertas de La Fábrica. Además, pueden beneficiarse de la formación laboral que se ofrece en colaboración con la academia y a la que, de otro modo, quizá no tendrían acceso.

“La promesa a la comunidad era que aquí traeríamos innovación y, al hacerlo, desbloquearíamos servicios que la comunidad ni siquiera había imaginado,” explica Javier Morales, director ejecutivo de La Fábrica.

Atraer a la gente al centro sigue siendo una prioridad principal, por lo que, mientras el equipo de La Fábrica trabaja detrás de escena para ayudar a generar los recursos necesarios para nuevas soluciones, también está ideando nuevas formas de atraer residentes a su espacio. Por ejemplo, recientemente se asociaron con un banco para ofrecer asesoría financiera gratuita. Ese banco también ha instalado un nuevo cajero automático, lo cual es especialmente bienvenido en Renca, que sólo cuenta con otros 15 cajeros automáticos en todo el municipio. 

Pero lo que más distingue al espacio es que sirve como símbolo de una ciudad que ha comenzado a encontrar su camino.

“Todo el mundo quiere ir, no sólo el barrio y los vecinos, sino también los directores generales de las empresas privadas,” afirma el alcalde Castro. “Quieren conocer La Fábrica y formar parte de ella.”