Dándole la vuelta al involucramiento juvenil
Las y los jóvenes pueden ser colaboradores transformadores del gobierno local. No sólo poseen una fuente de ideas frescas, sino que además—debido a todos los años que tienen por delante—son el grupo que probablemente se beneficie más cuando esas ideas se pongan en práctica. Sin embargo, la juventud es a veces uno de los colectivos más difíciles para las y los líderes de incluir significativamente en la resolución de problemas públicos, ya sea porque no creen que sus valores se alineen con los del ayuntamiento, porque no confían en que se les escuchará o simplemente porque se enfocan en otros asuntos.
Esto es lo que hace tan prometedor a un novedoso acercamiento en Hamilton, Ontario, en Canada. Al establecer una alianza a largo plazo con universidades locales para incorporar la creación de nuevas soluciones urbanas en la currícula diaria de las y los estudiantes e, importantemente, integrar a esos estudiantes en el ayuntamiento-, líderes locales están forjando relaciones sostenidas que inyectan nuevas ideas en la formulación de políticas públicas. Al hacerlo, también están fomentando la familiaridad de las y los jóvenes con el gobierno local y su confianza en él.
He aquí cómo funcionan las cosas en Hamilton, y lo que otras ciudades pueden aprender de su ejemplo.
Reimaginando las vías para el involucramiento efectivo.
Cuando Hamilton se propuso por primera vez potenciar el involucramiento juvenil, se enfocó en algunos de los lugares en los que podía conectar con un mayor número de jóvenes: las universidades locales. Tras años de trabajar eficazmente con instituciones individuales, aunque a menudo de única vez y de manera ad hoc, la ciudad vio el mérito de establecer una alianza a largo plazo con sus tres principales escuelas—el Mohawk College y las universidades McMaster y Redeemer—con el objetivo común de integrar a las y los estudiantes en la resolución de problemas públicos.
"No era que las alianzas individuales no funcionaran", explica Jay Carter, el gestor de proyectos de Hamilton que dirige la coordinación de este trabajo. "Era reconocer el valor de esas alianzas y—especialmente con este objetivo en mente—crear infraestructura y recursos en torno a ellas para garantizar su éxito."
Los cuatro socios se comprometieron a un programa piloto de cinco años—que incluía financiamiento, tiempo e incluso un edificio físico junto al ayuntamiento—para convertir la sede del gobierno local en un aula y las escuelas en extensiones del ayuntamiento. Esto también significó vincular algunos de los mayores retos de la ciudad con docentes y cursos específicos centrados en materias y temas similares.
Ahora, con el piloto de cinco años completado, esta estrategia ciudad-universidad está plenamente integrada en el funcionamiento de Hamilton. Estudiantes y docentes trabajan directamente con funcionarios públicos departamentales y se han convertido en actores comunes de la maquinaria del ayuntamiento.
Conectando los puntos entre la juventud y las prioridades estratégicas de la ciudad.
Una vez establecida la estructura ciudad-universidad, las partes pudieron profundizar en la esencia de su colaboración: integrar la resolución de problemas urbanos en el trabajo académico de las tres instituciones y en todo tipo de disciplinas, desde las ciencias naturales hasta las humanidades y la ingeniería. El modelo aprovecha la creciente capacidad de la ciudad en materia de datos, que recientemente le ganó la certificación What Works Cities (Plata) de Bloomberg Philanthropies, e incluye cuatro pasos.
Primero, el personal de la ciudad identifica los retos que encajan en las prioridades estratégicas locales y que pueden beneficiarse de una perspectiva fresca y de la participación juvenil. Luego, la ciudad empareja esos retos con docentes que tienen experiencia en la materia en las universidades aliadas. A continuación, esos docentes incorporan los retos—y las prioridades estratégicas en las que se enmarcan—al trabajo del curso, para que sus estudiantes los entiendan desde el inicio. Finalmente, las y los jóvenes generan ideas y elaboran entregables, primero para su presentación a la comunidad y, después de un piloto, para su posible despliegue permanente.
En su búsqueda de soluciones, las y los estudiantes trabajan con datos proporcionados por la ciudad—incluidos, en algunos casos y con las debidas salvaguardias, datos brutos que no se han hecho públicos—para tener una idea clara de la experiencia de las y los residentes de la ciudad.
"Cada una de las y los estudiantes saben que están contribuyendo a estas tres prioridades del ayuntamiento y que así es como va a cambiar la ciudad", afirma Amanda Malkiewich, directora de educación cooperativa y aprendizaje experiencial del Mohawk College y colaboradora del ayuntamiento en esta labor.
Desmitificando el potencial de—y las oportunidades en—el gobierno local.
Tras siete años, más de 4,100 estudiantes han dedicado más de 90,000 horas a crear cerca de 250 soluciones para atender algunos de los mayores retos de Hamilton. Y un número cada vez mayor de esas soluciones están dando lugar a programas permanentes.
Por ejemplo, las y los estudiantes impulsaron la reciente Hoja de Ruta para la Sostenibilidad y la Inversión en Vivienda de la ciudad, un plan de vivienda asequible a largo plazo que está replanteando el modo en que la ciudad financia y adquiere terrenos y propiedades. Otro proyecto, que comenzó como una iniciativa para mejorar el uso peatonal del espacio público, se convirtió en una estructura permanente de arte público que puede utilizarse para cerrar la calle al tráfico vehicular en actos especiales. Incluso los proyectos que no llegan a implementarse aportan información valiosa, ya que las y los estudiantes ven de primera mano todo lo que conlleva la creación de soluciones para el bien público.
"Realmente desmitifica el papel del gobierno y cómo la gente puede involucrarse para hacer suceder el cambio", explica Carter.
Al comprometerse con las y los jóvenes de forma estructurada, conectarles con prioridades estratégicas locales y hacer más accesible el proceso de resolución de problemas, Hamilton está haciendo algo especial. Y ofrece lecciones a ciudades en cualquier lugar sobre cómo tratar a las personas jóvenes no sólo como usuarias o voluntarias, sino como auténticas contribuyentes al gobierno local.
"La gobernanza municipal puede resultar intimidante. Puede sentirse inaccesible", dice Carter. "Pero trabajaremos con quiensea que quiera hacer de la ciudad un lugar mejor, y encontraremos la forma de alinearle con un plan u objetivo estratégico prioritario."